RESPONSABILIDAD
SOCIAL UNIVERSITARIA (RSU):
UNA NUEVA VISIÓN DE FORMAR PROFESIONALES
Aprender y enseñar son las palabras que definen la
esencia de la universidad. Pero entre ellas se desarrollan una serie de
actividades que, como reflexiona Salomón Lerner Febres “…hacen de la vida de
los claustros una vivencia inagotable y en permanente renovación.”
Y es inagotable porque además del atesoramiento de
conocimiento mediante la investigación, queda palpable la urgente necesidad de
la inserción social de la universidad y las responsabilidades que se derivan de
ello.
A la par de su similar empresarial, es así como
nace la RSU: más que como un método productivo o de marketing, como una
filosofía de trabajo comprometido con la sociedad, la cultura y el medio
ambiente, y la obligación de formar con excelencia a nuevas generaciones de
profesionales.
Según Gladys Jiménez, de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, la RSU no es una moda, sino un quehacer sustantivo para
las universidades que está siendo incorporado en las mallas curriculares, cuyo
objetivo central es fomentar tanto la singularidad de cada estudiante, como la
interdependencia con sus pares, fortaleciendo la autonomía de las decisiones y
acciones de los jóvenes, generando convivencia, práctica social y reflexión. Y
todo ello por medio de cuatro procesos claves: gestión, docencia, investigación
y extensión.
Queda claro que la RSU no es ocasional ni
filantropía, pero sí que debe ser una preocupación de cada uno de los miembros
de la comunidad universitaria en general. Porque, como Lerner Febres finaliza:
“saber y actuar, el rigor del claustro y el compromiso del mundo exterior, no
son para una verdadera universidad realidades opuestas, sino claramente
complementarias. El cumplimiento de su responsabilidad social demanda cultivar
siempre un equilibrio entre ambas.”
RSU: A LA VANGUARDIA DE UNA TRANSFORMACIÓN CULTURAL

La RSU es un concepto no muy difundido que es tan
importante en la actualidad, como el de Responsabilidad Social Empresarial
(RSE). Sus características y objetivos trascienden los ámbitos elementales de
una obra de bien social y su posicionamiento es el de cualquier empresa que
busca, mediante una agresiva publicidad, el consumo inmediato de una masa
automatizada. “Es un proceso a largo plazo, un cambio cultural”, afirman los
que están comprometidos desde su reciente nacimiento a inicios del milenio.
En síntesis, se podría decir que la RSU es la
gestión de impactos sociales de la organización universitaria.
François Vallaeys, consultor en temas de RSU en la
Iniciativa Interamericana de Ética, Capital Social y Desarrollo (BID), trabaja
en este tema desde el año 2000 con diversas universidades en Perú, Colombia,
Venezuela, México, Argentina, Uruguay y nada menos que con el BID, organismo
con el que ha desarrollado un trabajo de difusión al respecto.
Al respecto, nos explica que este compromiso social
transcurre en cuatro ámbitos bien definidos: impactos hacia adentro de la
universidad, relacionados a la organización, la relación con su trabajadores y
alumnos; impactos hacia la sociedad, porque están enfocados a una determinada
comunidad; impactos educativos, porque el alumno que egresa de la universidad
tiene una determinada mentalidad y conocimientos que deberá saber emplear en
sus labores; y, finalmente, impactos cognitivos, porque la universidad realiza
investigaciones para llegar a la verdad y diferenciarla del error , identifica
que es una mala o buena práctica.
El especialista comenta que es necesario no
confundir la responsabilidad social con una simple actitud filantrópica,
aquella que nos remite al amor al prójimo, y en el caso de la universidad con
una extensión de proyección social. “La RSU es el mismo concepto que se aplica
para una empresa solo que es más fácil para una universidad, porque en ella ya
está determinado su quehacer. En una empresa es difícil saber de antemano
cuáles serían los impactos de sus actividades, porque primero hay que conocer
bien sus rubros. Una minera no tiene el mismo impacto que una empresa de
telefonía”, dice.
Además, señala que el aspecto esencial de la RSU es
que es la fuente de la cultura de responsabilidad social de todas las
organizaciones, tanto privadas, como las ONG y las empresas estatales, ya que
todos los que trabajan en estas organizaciones son egresados de las
universidades. “Si aseguramos una buena formación universitaria de
profesionales concientes y responsables, capaces de entender las consecuencias
y los impactos de su desarroollo profesional, resolveríamos muchos problemas.
Pero es una formación paulatina, no es tan fácil como saber si estamos en el
camino de pasar de un modelo no digital a uno digital. Esto se trata de una
transformación cultural”, asegura el filósofo de profesión.
Uno de los objetivos a corto plazo, en los que
coinciden expertos en el tema es la inclusión de la proyección social en los
cursos de las diferentes carreras. “Lo primero es que en las universidades
deben implementarse temas de responsabilidad social, tanto en el trato a los
empleados, la calidad ecológica de los campus, la responsabilidad de los
alumnos, y una extensión que no sea la quinta rueda del coche, sino desde una
formación integral de los alumnos. Existen indicadores que toma en cuenta el
Ministerio de Educación para orientar la educación superior, y por ahí hay un
camino por el que se puede ir hacia contenidos éticos”, dice Vallaeys.
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